Extraño algo. No sé que pueda ser. Hago llamadas de teléfono que nadie contesta. ¿Dónde quedaron las voces? Quizás las perdí sin darme cuenta.
Hace varios días dejé de fumar, esperando que mis pulmones me devolvieran alguna victoria no concedida en el pasado, un par de letras o un alveolo resucitado. Aún no encuentro resultados.
Mañana colgaré los teléfonos, esperando a que caiga la noche y mi sombra sea compañera, cómplice y enemiga.
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